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Hablamos de Elizabeth Schön, quien nació el 30 de noviembre de 1921, en la parroquia de Altagracia, en Caracas, Venezuela. Es hija de María Luisa Ibarra del Fino y Miguel Antonio Schön (venezolano de origen alemán); hermana de Miguel Antonio, Luisa Amelia y Olga Schön; y esposa de Alfredo Cortina (ya fallecido).
Ha publicado con Monte Ávila Editores varios poemarios, entre ellos, El abuelo, la cesta y el mar (1965); La cisterna insondable (1971); Del antiguo labrador (1983); Ropaje de ceniza (1993); y Antología poética (1998). Además, su libro El abuelo, la cesta y el mar es uno de los primeros títulos de la nueva colección de ediciones masivas de la editorial: Biblioteca Básica de Autores Venezolanos .
Schön -quien también ha escrito ensayo, narrativa y teatro-, ha sido merecedora del Premio Municipal de Poesía (1971) y el Premio Nacional de Literatura (1994). Por otra parte, fue la poeta homenajeada de la décima edición de la Semana Internacional de la Poesía de Caracas, en julio de 2003.
"Los poetas chinos fueron los primeros en llegar a mis manos", dice la escritora de 83 años. "Fueron los primeros en impactarme y enseñarme lo que era la poesía y lo que era el espíritu del río, que es un espíritu con un poder inmenso sobre nosotros", agrega Schön, quien ofrece, a continuación, en estos días lluviosos de febrero de 2005, algunas consideraciones que revelan los misterios de su vida con esa extraña luz llamada poesía.
Monja o trapecista
-¿Qué es la poesía?
-Algo no natural. La poesía siempre nos pone en contacto con algo que nunca llegamos a conocer.
-¿Y la poesía sirve para algo?
-Para todo, sobre todo para hacernos ver a nosotros mismos como seres humanos. Y, además, para enseñarnos a dar. Dar bien.
-¿Hay algo que le falte escribir en poesía?
-Sí, claro, me gustaría escribir un libro sobre el hombre y su contacto con el más allá. Lamentablemente, el hombre contemporáneo perdió ese contacto.
-¿Cuál de sus poemas es el más querido por usted?
-"La faz rodante del grano", un poema que pertenece al libro El antiguo labrador (1983). En una oportunidad, Ludovico Silva habló muy bien de ese poemario.
-De no haber sido poeta, ¿qué oficio hubiese escogido?
-Monja o trapecista. Monja porque mi tía decía que yo era una privilegiada de Dios. Yo me preguntaba: "Dios mío, ¿qué es eso?". Y trapecista por la manera cómo uno puede apoderarse del espacio.
-¿Un país que le gustaría visitar?
-India y China.
-¿Cuál es la comida favorita de Elizabeth Schön ?
-El pan. Sobre todo aquel que viene caliente, acabado de salir del horno.
-¿Cuál es su bebida favorita?
-El agua.
-¿Cuál obra de la historia de la literatura universal le hubiese gustado escribir?
-Cualquier obra de la poesía china antigua.
-¿Cuál personaje de la historia de la literatura universal le hubiese gustado ser?
-Prometeo.
-¿A qué hora del día escribe Elizabeth Schön ?
-A toda hora del día. En las noches pienso mucho sobre el poema y, al día siguiente, en la mañana, ya tengo el poema caminando por todo mi cuerpo, como diciendo: "escribe". La palabra me hace ver mejor, porque la palabra venció la oscuridad. A mí la palabra me ilumina mucho más que el sol.
-¿Cuál es el título del último libro que leyó?
- El cielo entre cenizas de Santos López.
-¿Cuál es el sueño más hermoso que ha tenido Elizabeth Schön?
-Fue uno donde veía a mi madre después de muerta. Pero, ahora que lo pienso bien, no fue un sueño, aunque parecía un sueño. Sencillamente, fue una aparición en mi habitación, como el encuentro de Hamlet y su padre. Yo le pregunté por qué no me venía a buscar y ella me tocó el estómago y dejó en mí un recado para mi hermano Miguel Antonio.
-¿Cuál es su mayor debilidad?
-La música, me fascina la música. Tengo que oírla todos los días. Ella es muy fiel.
-¿Cuál es su mayor fortaleza?
-Ser fiel a mi misma.
-¿Qué le gustaría hacer el día, o la noche, en que la muerte venga a buscarla?
-Me gustaría que me encontrara pensando en mi mamá: María Luisa Ibarra del Fino. Debo confesar que hace poco la muerte se me acercó, pero me dejó, por ahora, en el conocimiento.
Poema
La habilidad es el primer punto sobre el que giran la tierra, el hombre y la inmensidad.
La concibe el árbol en su silueta de campana lentamente ascendiendo.
La ofrendan las aguas al no concluir.
La inscribe la brisa al rozar los valles y las semillas soltar sus aros doblemente dobles para la paz, el amor.
El amor. La mano se tiende. El rayo.
El amor. La habilidad despierta y comienza su red a envolver lo que nunca tuvo red, menos rayos de sol sobre la puerta del albergue.
(Poema tomado del libro Concavidad de horizontes (1986), el cual se encuentra en la Antología poética de Elizabeth Schön publicada por Monte Ávila Editores, en 1998)
(Falleciò en wl 2007, sus obras siguen llenando el corazón de cuantos caminamos por el universo de la vida y de la creación)
