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domingo, 28 de febrero de 2010

Jorge Amado

Su infancia, desarrollada en una zona de hombres en armas y un mundo de injusticia, fue decisiva en la creación de los escenarios de su vasta obra literaria.

Prensa Web La Radio del Sur

09/11/2009 02:51 pm

Jorge Amado nació un 10 de agosto de 1912. Novelista, periodista y político, es considerado como uno de los mejores escritores brasileños contemporáneos.

Nació en la hacienda Aurisidia, próxima a Ferradas, en el municipio de Itabuna, estado de Bahía, en el nordeste de Brasil, en medio de la humildad y rudeza de Ias plantaciones de cacao.

La marca de la tierra de su infancia, desarrollada en una zona de hombres en armas y un mundo de injusticia, mar y brisa, fue decisiva en la creación de los escenarios de su vasta obra literaria, en la que describe el mundo de los marginados, pescadores y marineros bahianos. Arruinada su familia por problemas económicos, se trasladó a Ilhéus, donde Jorge pasó varios años de su infancia.

Militante del partido comunista, participó en las luchas políticas de su país. Empezó a publicar en la década de los 30 y en sus textos se denuncian, por una parte, el dolor y la pobreza y, por otra, la ironía, la fiesta y la alegría como herramientas populares de protesta.

No le fue fácil. Fue encarcelado varias veces; la primera en 1936. Un año después sus libros fueron quemados en la Plaza Pública de Bahía por la policía del Estado Nuevo Brasileño, en tanto que Amado fue apresado nuevamente y enviado a una cárcel de Río de Janeiro, donde estuvo recluido por tres años. En 1941, se vio obligado a exilarse en Argentina. Al volver a Brasil en 1942 fue nuevamente arrestado, aunque puesto en libertad luego de unas semanas.

Su actividad política finalmente lo condujo a abandonar Brasil para residir primero en Francia y luego en Rusia. Trasladado a Checoslovaquia, escribió allí los tres volúmenes de ensayos titulados Los subterráneos de la libertad (1952-1954). De vuelta a Brasil, publicó en 1958 Gabriela, clavo y canela, que fue recibida como la creación de uno de los más bellos símbolos literarios de la narrativa brasileña, así como la consagración definitiva de Amado como novelista.

En 1961 dejó a un lado la militancia partidista, aunque su obra tuvo siempre una visión crítica sobre la injusticia, además de caracterizarse por incorporar personajes populares, símbolos y sueños pueblerinos en atmósferas de gran sensualidad.

Fue miembro de la Academia Brasileña de Letras desde 1961, alternó su residencia entre Bahía y París.

Publicados en 52 países, sus libros fueron traducidos a 48 idiomas y las adaptaciones de sus novelas para cine, radio, teatro y televisión fueron recibidos con gran placer estético por diferentes públicos.

Según Mario Vargas Llosa, uno de los mayores encantos de la obra de Jorge Amado es el hecho de que "todas las desventuras del mundo no bastan para torcer el deseo de supervivencia, la alegría de vivir, el ingenio juguetón para superar el infortunio, que animan a sus personajes".

Falleció en la ciudad de Salvador el 6 de agosto de 2001, dejando un legado literario que fue expuesto en cine, teatro y televisión. Sus cenizas yacen enterradas en el jardín de su casa.

Conozca más de Jorge Amado

Obras completas de Jorge Amado

Escuche el micro producido por el equipo de Prensa de La Radio del Sur sobre Jorge Amado (MP3 4m)


Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, hace un balance inicial de los daños ocasionados por el fuerte sismo

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Que hacer en caso de sismo? un micro que nos regala Radio Nacional de Venezuela para escuchar y grabar



Escuche el siguiente micro elaborado por la Unidad de Producción e Investigación de Prensa (Mp3 4min 30seg)
Haga click para descargar el audio

Borges llena bibliotecas en los bares porteños



Por Susana Reinoso
Especial para lanacion.com

Borges llena bibliotecas en los bares porteñosMaría Kodama, Hernán Lombardi y Roberto Lightowler, de Grupo Planeta Foto: LA NACION

Llegar no fue fácil. Y la mayoría de los asistentes de la presentación del programa "Yo leo en el bar" del ministerio de Cultura porteño, en el Bar Notable del Hotel Castelar, ubicado en avenida de Mayo, se mostró agobiada por el caos urbano provocado por los piquetes. Por eso la poesia de Borges, en la voz e interpretación de la actriz Ingrid Pelicori, fue anteayer un oasis en medio de la crispación ciudadana.

En 15 Bares Notables de la ciudad habrá en lo sucesivo una Biblioteca Borges, compuesta por una veintena de títulos del escritor argentino, publicados por Emecé y donados por Grupo Planeta al gobierno porteño. El acto de apertura contó con una lectura de María Kodama, heredera de Jorge Luis Borges y presidenta de la Fundación que lleva su nombre. Estuvo también el director de Negocios Corporativos de Planeta, Roberto Lightowler junto con el ministro de Cultura, Hernán Lombardi.

"Yo leo en el bar" se propone incorporar espacios no convencionales en el fomento a la lectura, dentro de un programa más amplio cuyo objetivo es instalar la marca "Buenos Aires, capital mundial del libro 2011", declarada por la Unesco. La candidatura de la ciudad comenzará a regir en el minuto cero del 23 de abril del año próximo, cuando se conmemora el Día Internacional del Libro, en tanto entrega el cetro Ljubjana, Eslovenia, que lo estrena este año.

Libros, bares, cultura

Si bien las bibliotecas en bares notables comienzan con la obra de Borges, el propósito del programa es poner al alcance de la gente ejemplares de los más diversos géneros literarios nada menos que en lugares de reconocido valor cultural y patrimonial. Uno de los desafíos estará en preservar los libros sin hurtarlos. Para ello, ayer se apeló tanto a la colaboración de los mozos como de los propios parroquianos.

"Queremos que las bibliotecas salgan a buscar a los lectores, como ya hicimos en las calesitas de Buenos Aires. Los bares de la Ciudad son lugares de lectores", dijo Lombardi. Mientras ponía de relieve que la falta de respeto se ha instalado entre los habitantes de la ciudad, tanto como la exacerbación de la tensión callejera, el funcionario agregó: "Apostamos a una ciudadanía mejor a partir de los libros y la lectura".

Kodama subrayó: "Soy parte de esa tradición de estudiantes de Filosofía y Letras que tomábamos los bares para estudiar y preparar los exámenes" y leyó de Borges, los poemas Buenos Aires y El libro. Finalmente, Pelicori aportó su arte a la poesía del creador de El Aleph, con la lectura de El amenazado.Y los siguientes minutos fueron un deleite para el espíritu.

En la primera etapa, las bibliotecas contarán con estos títulos: Atlas, Borges de Buenos Aires, Crónicas de Bustos Domecq, El Aleph, El Compadrito, El libro de arena, El Libro de los seres imaginarios, Fervor de Buenos Aires, Literaturas germánicas medievales, Los mejores cuentos policiales, Luna de enfrente, Obras Completas I, Obras Completas II, Obras Completas III, Obras Completas IV, Prólogos, Seis problemas para Don Isidro Parodi, Textos recobrados (1919-1929) y Textos Recobrados II (1931-1955)

Los Bares Notables incluidos son hasta el momento el Café Tortoni, El Gato Netro, el Progreso, Mar Azul, la Confitería Saint Moritz, el Margot, 36 Billares, BaroBar, La Giralda, Los Laureles, La Poesía, Ibérica, El Federal y El Querandí.

Muere José Mindlin, "el mayor coleccionista de libros" de Brasil


Muere José Mindlin, "el mayor coleccionista de libros" de Brasil

Yahoo noticias

Sao Paulo, 28 feb (EFE).- El bibliófilo brasileño José Mindlin, quien durante su vida adquirió casi 40.000 libros y que por su amor a la literatura fue nombrado miembro de la Academia Brasileña de Letras, falleció hoy en Sao Paulo a los 95 años, informaron sus familiares.

Mindlin, hijo de judíos nacidos en Odessa (Ucrania) que emigraron a Brasil, era el propietario de la empresa Metal Leve, dedicada a la fabricación de piezas para automóviles, y, aunque nunca llegó a escribir un libro, su gran pasión fue la literatura.

En particular, se dedicaba a la búsqueda de libros considerados "extraños" y primeras ediciones antiguas, que engrosaron una enorme colección que en junio de 2006 decidió donar a la Universidad de Sao Paulo, en la que había cursado estudios de Derecho.

Ese mismo año fue elegido miembro de la Academia Brasileña de Letras, en la ocupaba el sillón número 29, que antes correspondía al fallecido escritor Josué Montello, autor de "Los tambores de San Luis".

"De alguna forma, esta elección corona una vida dedicada a los libros", declaró entonces Mindlin.

La muerte del bibliófilo fue lamentada hoy por personalidades del mundo de la cultura e incluso de la política, como el ex jefe de Estado y actual presidente del Senado, José Sarney, también miembro de la Academia Brasileña de Letras.

"Es una pérdida extraordinaria. Mindlin era un hombre que tenía un amor por los libros mayor que todos los amores y fue uno de los grandes incentivadores de la cultura brasileña", expresó Sarney en una nota divulgada por su despacho.

Templo Libertador


Por Alberto Hernández Bastardo

Caminaba como de costumbre por las calles de la ciudad, la cual lucia espléndidamente limpia, no hacia calor y una brisa sabrosa traía olores a rosas y de otras tantas florecitas, un rumor agradable salía por las puertas y ventanas de las casas que miraba. Una de ellas ostentaba un cartel que al acercarme pude leer: Salón de la Libertad, semana 16: Ortografía, caligrafía, taquigrafía, serigrafía, redacción, buenos modales, constitución de la república bolivariana de Venezuela. “ Vaya! ¿Qué? Casa es esta. Y con esa pregunta pasé al interior. Un jardín de arena y piedras bordeaba un estanque, un pequeño puente en forma de arco conducía a la entrada principal y al caminar sobre el, justo en la mitad vi., unos peces grandes como bagres, pero eran dorados, blancos y anaranjados que sacaban la cabeza para mirarme, uno de ellos lanzo un chorro de agua hacia mi, pero yo lo esquivé y me dio la impresión de que los peces se divertían con la expresión de mi cara.

Así llegué al umbral y al pasar encontré una pintura grande en donde se veía al Libertador Simón Bolívar en primer plano, a Simón Rodríguez, a Francisco de Miranda, a Andrés Bello, al Mariscal Sucre y a otro que no identifiqué, todos ellos como en segundo plano teniendo como fondo y contorno las montañas de la cordillera andina, por encima de eso unas letras doradas anunciaban “Templo Libertador” en donde los hombres se hacen libres. Al mirar a mi izquierda vi a un niño como de unos 7 años que sonriente me dio los buenos días y enseguida agregó: Lo puedo ayudar en algo. Si le conteste yo al pequeño anfitrión para escuchar de una manera cordial: Le ruego se ponga cómodo y señalando un sofá me invito a hacerlo, en cuanto lo hice dijo: Gracias y se sentó cerca de mi, Ud. Dirá fue la pregunta y yo le pregunte: Su nombre es y el me dijo: Mi nombre es Ezequiel Zamora y el suyo, Alberto: bien Ezequiel es UD. El director, el me dijo: No todavía me faltan algunos años, solo cuando cumpla los 14 años podré “si quiero “certificarme y tener un TEMPLO LIBERTADOR como este.

Dígame sorprendente niño, que actividades se desarrollan en este lugar. Bueno dijo el: Las personas que se afilian al templo aprender a aprender con la ayuda de facilitadores, videos, guías y certificaciones todo lo referente al país en que habitan, sus potencialidades y al manejo de una base de datos de empleo universal , es por ello que en Templo Libertador se pone especial cuidado en lograr a un ciudadano formado en la creación de una nueva civilización , esto quiere decir obtener la certificación de MAESTRO UNIVERSAL Y EL DE CIUDADANO DE COSMOS dos años después “ si uno quiere” terminó diciendo el pequeño expositor. Se abrió una puerta y salieron tres niños de 3, 6 ,9 y años que al verme me dijeron : Buenos días señor se inclinaron y me pidieron que los bendijera , la verdad es que empecé a asombrarme y levantando mi mano derecha y con la mano izquierda como antena roge a las fuerzas cósmicas de la bondad y del amor hacerme digno de tal petición, tan conmovida se encontraba mi alma que desde dentro de mi ser surgió sin auxilio de la voluntad que mueve los labios la siguiente bendición: Bendice madre a estos tres niños, arrulla sus cuerpos y llénalos de energías y de entusiasmo para que la dicha los encuentre dispuestos y descansados, para que con sus mentes claras logren las respuestas que la humanidad anhela. Los niños se miraron sonrientes entre ellos y agradados se marcharon.

Gracias dijo Ezequiel los ayudo mucho, ellos están pasando por un punto de sus guías que les exige el buen trato hacia las personas adultas, fue usted muy amable y de igual manera ahora le pregunto yo: ¿Cuando se enteró que Dios es mujer? La pregunta retumbo con tal potencia que la imagen de un niño complacido y risueño en un remolino se fue desvaneciendo y a la vez un fuerte tirón por la espalda me sacaba de la escena y me elevaba hacia una bruma que supuse muy alto, mientras todo esto ocurría, yo gritaba y me aferraba a las ultimas imágenes y llorando afirmaba dentro del llanto: Yo no se, ¿Cómo puedo saberlo? , ¿Cómo puede ser mujer? … de pronto un sonido ensordecedor desbarató todo y salte de la cama para darle un codazo al suelo y llorando llegué al despertador para detener su función. Un suspiro… y exclame!: Solo era un sueño. Tocaron a la puerta y al abrirla mi amiga sorprendida pregunto: ¿Que pasa Amor?....


Alberto Hernández Bastardo

Nota: Este artículo fue publicado por el Diario La Antena (en san Juan de los Morros, estado Guárico, República Bolivariana de Venezuela.) en el periodo del 7 al 8 de enero del 2002 en la pagina 4 ( días del paro petrolero y de traición a la patria)

Terremoto

Autor: arturo4550

no se lo que esta pasando
todos corren en las calles
las mujeres estan llorando
¿es que afuera esta temblando?

el auto a mi barrio llega
algunas casas se han caido
mi familia espera afuera
Dios ¿que ha sucedido?

me abrasan al verme
y me cuentan exitados
las paredes se caian
y muchos quedaron aprisionados

¿es que solo yo tuve suerte?
muchas familias estan buscando
sus enseres en las ruinas
o a los suyos que se llevo la muerte


no hay luz ni comida
ni abrigo contra el frio
el agua ya no alcanza
solo espero que llegue ayuda

¿es Dios quien no perdona?
¿es Dios quien nos lastima?
¿es tan grande nuestro pecado
que merecemos esta ruina?

Terremoto en Chile...





jueves, 25 de febrero de 2010


El sujeto, Objeto de mi atención

Por Alberto Hernández Bastardo

Un día abro los ojos y los primeros colores que veo son el azul, el blanco y el amarillo, cuya intensidad me hizo voltear a la izquierda para ver al marrón, resulta que estaba a orillas de la playa, en la cual ni la cara me podía lavar por estar contaminada con toda la mierda de los hoteles de al frente, un inoportuno aroma me obligó a incorporarme en el acto para ver y sentir, el horror y el asco de un mutante delfín que se descomponía a mi lado, de cómo llegue a dormirme al lado del descompuesto pescado no lo se, ni siquiera se si paso en verdad, no creo que lo haya inventado o si lo vi. Por televisión? a quien le importa, solo pasó. Me encamino hacia uno de los hoteles de al frente y justo en la entrada un hermoso rostro de mujer sonriente me observaba y quede esclavo de esa visión, que se voltio y pude ver sus nalgas de diosa, que pensé que coqueteaban conmigo y desaparecían detrás del cristal , en cuanto pude reaccionar, decidid seguirla y entre en el hotel, en cuanto pase por la recepción un señor muy sonriente de dio los buenos días y me entrego una llave diciéndome el 21, yo las agarre y continué buscando a aquella hermosura y de pronto se me ocurrió que todo estaba arreglado y que ella desnuda y ansiosa me esperaba en la habitación. Corrí cual loco al 21, pase la llave y entre, el corazón se preparaba para la acción, reviso la habitación y no hay nadie, sobre la cama toda una muda de ropa me esperaba, claro dije yo: me doy un baño, me cambio y la espero, dicho y hecho, me bañe y me cambie hasta un perfume encontré e hice uso de el, bien guapo y de mejor humor sentí que la puerta se abría y un tipo muy parecido a mi se abalanzo sobre mi mientras gritaba quien eres tu ladrón, ladrón que haces con mi ropa puesta. a todas estas lo mejor que se me ocurrió fue escapar y de un empujón salí corriendo de tal situación, en mi fuga derribé varios carritos de esos que se usan para llevar los desayunos a la habitación , el de la recepción me grito que pasa señor Anderson, el de la puerta también me llamo Sr. Anderson, estos tipos están locos mientras corría como tal, el sonido de un silbato, un deténgase y dos disparos hicieron en mis piernas un milagro, corrí salte y no se cuantas maromas logre pero escape, me escondí en una de alcantarillas que surten de mierda a la playa para esperar al anochecer. De tal suerte me encontraba y me pregunte que había pasado y llegue a la conclusión de que me habían confundido con el sujeto que me agarro por la garganta mientras gritaba ladrón y de seguro esa era su habitación y la ropa que llevaba puesta también, bueno yo me la busque, quien me manda a entrar en ese hotel detrás de una hermosa mujer, que seguro la sonrisa que me brindo no era para mi , si no para el, me reviso y encuentro en uno de los bolsillos del pantalón una cartera, la abro y veo la identificación del loco que casi me ahorco, Willians Andersons la verdad el sujeto se parece a mi, sigo revisando y encuentro una foto del tipo ostentando un auto deportivo, encuentro 3 mil dólares y varias tarjetas de crédito, ahora si sentí miedo, reviso de igual manera los bolsillos de la chaqueta y encuentro las llaves de un carro que supuse eran la del carro de la foto, una cigarrera con cigarrillos y yesquero, un estuche de cuero pequeño que contenían unos lentes negros, un reloj y un sándwich , para eses momento ya estaba fuera de mi, que hace un sujeto como Andersons con un sándwich en el bolsillo de la chaqueta que mundo tan loco, con estas y otras consideraciones llego temprano la noche, sintiendo hambre decidí comerme el sándwich, en cuanto lo desempaque un rugido del fondo del tubo me aterrorizó y temblando logre encender el yesquero y logre ver a una enorme perra negra flaca y hambrienta y mas allá a unos seis cachorros, la mencionada perra y sus crías no emitieron ningún sonido en las ocho horas que estuve escondido hay, pero en cuanto olió el sándwich decidió quitármelo y rugiendo amenazante se me acercaba, yo se lo lance y me fui corriendo con la potencia que da el miedo y paré media hora después, jadeante salí a la vía y de ponto me encontré en el malecón que estaba lleno de gentes, me enderece y me fui a comer, me metí en un distinguido restaurante, me senté y ordene la especialidad de la casa y una botella del mejor vino que trajeron en el acto, mientras esperaba, entre sorbo y sorbo miraba a la gente, de pronto de entre ellas surgió la dueñas de las nalgas que en tremendo lió me metió, se acerco, me sonrió y me beso diciéndome que bien le queda la ropa de Willians y tomándome de la barbilla me cerro la boca , yo fascinado le pregunte entonces la sonrisa de esta mañana fue para mi, ella sonriente dijo si, te pareces tanto a el, con la diferencia que el no se queda dormido al lado de un delfín descompuesto, pero te veías tan tranquilo y lindo como te llamas me pregunto y yo le conteste: Mi nombre es Alberto y ella me dijo: mi nombre Diótima y antes que finalice la noche conocerás al amor , no te preocupes de nada y nada has de temer porque yo seré tu amante hada, de lo que sucedió después fueron testigos los dioses y en las estrellas quedo escrito. a la mañana siguiente tenia una bandera con los colores azul, blanco, amarillo y marrón.

Homenaje a Romulo Gallegos

Encuentro con Rafael Alberti por Soler Serrano

Libros electrónicos forman parte de la evolución natural de la lectura



Nombres como Cybook, Sony Reader, Kindle, iLiad, Hanlin y Starebook, forman una parte del universo de una novedad digital que invade al mundo: los ebook. Adiós a las hojas de papel y la tinta, bienvenidas las pantallas LCD

MARTÍN CARBONELL SALAS

Archivo
PUERTO LA CRUZ / ANZOÁTEGUI.- Si bien es cierto que aún no están disponibles en el mercado local, la web muestra los libros electrónicos (ebooks) como una alternativa cada vez más popular entre quienes disfrutan del placer de la lectura.

Para quienes ya poseen uno de estos dispositivos, las ventaja de su tecnología sobre los tradicionales competidores de papel y tinta se resume en la posibilidad de guardar miles de volúmenes de texto en un sólo dispositivo portátil, cuyo peso oscila entre los 174 y los 480 gramos, según sea el modelo.

A lo largo y ancho de la www se pueden observar nombres como Cybook, Sony Reader, Kindle, iLiad, Hanlin y Starebook, los cuales forman una parte del cambiante universo de esa novedad digital que invade al mundo.

Gregory Reyes, técnico superior en informática y entusiasta de la nuevas tecnologías, adquirió durante las pasadas navidades un Sony Reader (la alternativa de la firma japonesa Sony ante esta evolución natural de la lectura), el cual, por un costo de 160 dólares, le brinda horas y horas de entretenimiento visual.

“Una de las ventajas de este tipo de productos radica en que pueden descargarse gran cantidad de libros electrónicos -gratuitos o no- de Internet de forma inmediata. No se tiene que esperar varios días para la entrega o salir de tu casa, eso sin mencionar que quienes usamos lentes correctivos podemos agrandar o cambiar el tamaño de la fuente. El tamaño de la pantalla de mi ebook es de seis pulgadas con una resolución de 800x600”.

Así como hizo referencia a sus ventajas relacionadas con la portabilidad y capacidad de almacenaje, Reyes mencionó también las desventajas de este dispositivo, que ofrece una autonomía de batería de 7500 páginas.

“Para poder obtener títulos en ebook es indispensable tener conexión a Internet, por tanto en ambientes donde no esté generalizado el servicio no habría buena distribución de textos”, razonó.

Según reseña la enciclopedia virtual www.wikipedia.org, los libros electrónicos son compatibles en su lectura con formatos PDF, TXT, RTF, Word, JPG, GIF, PNG, BMP, BBeB Book, LRF (que permiten visualizar archivos de imagen y textos), por lo que son piezas versátiles de comunicación y entretenimiento. Su capacidad de almacenaje puede ser expandida gracias a ranuras que permiten memorias portátiles de tipo SD, MMS,MS y MC y funcionan gracias a sistemas operativos Linux y Windows CE 5.0.

Para descargar un eBook desde Internet debe tener instalado el software gratuito Adobe Digital Editions, en un computador de mesa o portátil. Luego, puede pasarlo al libro digital a través de un cable USB, pendrive o cualquier otro dispositivo de almacenaje de datos.

Desde los sites www.portalebook.com , www.todoebook.com, www.gutenberg.org o www.librosparadescargar.com, se pueden descargar gratis clásicos de la literatura universal. www.mercadolibre.com tiene en sus links manuales, cursos y libros de texto por diversos precios.

En detalle
20 GB de memoria interna es la máxima capacidad de almacenaje que posee un ebook Hanlin modelo V3 (179 dólares). La mayoría de estos aparatos de lectura poseen salidas de auriculares, conexión WI FI o puertos USB.

martes, 23 de febrero de 2010

"EL ARMARIO DE CAMILA"



CAPÍTULO 1: UN TABO
Tomado de la caja magica .net
–CAMILA baja, que está el desayuno.

«El desayuno, el desayuno ¿y qué?», pensaba Camila tras echar una ojeada al caos revoltoso de su habitación. Y es que aquel desorden no había por donde cogerlo: calcetines sin pareja, los vaqueros hechos un lío y dentro de las botas de agua, el paraguas totalmente descuajeringado y metido en la papelera, varios libros apilados, por no decir tirados sobre la mesita de noche, hasta su oso de peluche preferido asomaba una oreja por debajo de la cama. «¡Oh, no!», el edredón se había confabulado contra ella y allí estaba haciendo las veces de alfombra. «La pena es que no puedo hacer desaparecer todo esto. Bueno, utilizaré el viejo truco. ¡Todo al armario!» Camila recogió todo aquel barullo colorista. Como pudo abrió las puertas del armario y lo metió dentro. Empujó, empujó y fue cerrando casi al mismo tiempo a fin de que no se le viniera encima la avalancha de cosas. ¡Cerrado! Miró la habitación y se dijo satisfecha: «en fin, no ha quedado tan mal». Estiró el edredón sobre la cama y terminó de vestirse. De nuevo la voz de mamá: –Camila, ¿bajas? Esta vez el tono era más imperioso e impaciente. –¡Voy! –dijo Camila–, no encuentro mi otra bota azul. –Está aquí en la cocina, para variar –dijo Doro. Doro era la madre de Camila. En realidad se llamaba Dorotea por una tatarabuela suya, pero que a nadie se le ocurriera llamarla así porque podría peligrar su vida. Dorotea, digo Doro, adquirió este diminutivo desde pequeña y se prometió a sí misma no utilizar ningún nombre de los antepasados para sus hijos si algún día los tenía. El ejemplo de que cumplió su promesa fue que cuando nació Camila, pues eso, le puso Camila y se saltó a la torera toda la tradición familiar. –¡Vaya!, otra vez he perdido una bota –dijo Camila en voz alta–. Bueno, bajaré con una bota y una zapatilla, ¡puede ser divertido! Y salió de su cuarto. Empezó a bajar la escalera. –Bota, zapatilla, bota, zapatilla,... Pero, ¿y si las palabras se vuelven traviesas? Entonces diría tabo, llatipaza. ¡Qué pasada! Llegó de esta guisa a la cocina. Su padre, Víctor, engullía deprisa unas tostadas ayudado por sorbitos de humeante y oloroso café.

–Buenos días Camila –dijo Víctor en voz baja y con la boca llena de pan–, trata de no poner a mamá nerviosa, y por favor Camila, recoge tus cosas. Pero Doro oyó el cuchicheo: camila en la cama –¿Qué tramáis a mis espaldas? Y su voz sonó a metal húmedo porque estaba prácticamente tragada por la lavadora. Los dos se echaron a reír. –Muy graciosos, muy graciosos –dijo Doro sin sacar la cabeza del artefacto lavador, como lo llamaba la abuela Adelaida. –Mamá, ¿dónde está mi tabo? –preguntó Camila con cara de angelito. La madre salió de la lavadora. –¿Tu qué? –preguntó Doro presa de desasosiego. –Mi tabo, mamá. Y Camila se guardó la risa dentro del tazón de copos de maíz. Algunos salieron volando por el resoplido. La niña observó divertida a sus padres. Se miraron entre ellos, luego la miraron a ella: –¿De qué hablas Camila? –preguntó Víctor–, ¿acaso es algún trabajo para el cole? Camila no pudo aguantar más y soltó la carcajada con el consiguiente espurreo de leche. Decidió sacar a sus padres, ¡pobres adultos!, de aquella incertidumbre. Pero ya mamá estaba regañando: –Camila eso no se hace, tienes ya nueve años, mira como lo has puesto todo. Víctor, ¡dile algo por favor! –Veamos Camila –dijo Víctor–, para empezar no se espurrea la comida, por supuesto ahora lo limpiarás todo y... –Es que me ha entrado una risa –dijo Camila– que... –¡No me interrumpas! –cortó Víctor–, ¿estamos? Camila asintió con la cabeza. –¿Y qué es eso del tabo?, ¿un trabajo sobre un animal exótico? Camila negaba. –¿Un mural sobre alguna máquina? De nuevo Camila negaba con la cabeza y como veía que a su padre se le acababan los argumentos sobre trabajos para el cole, confesó: –Yo sólo he preguntado por mi bota, mi otra bota, ¿recuerdas mamá? –Y enseñó el pie con zapatilla por debajo de la mesa. –Vamos Camila yo he oído tabo, en cuanto a tu otra bota está allí –y la madre señaló con energía el verdulero. Efectivamente, la niña vio como su bota se encontraba en la última cesta del verdulero rodeada de tomates rojos, lechugas verdes y apios floridos. –¡Ah!, ¡qué bien!, por fin encuentro mi tabo, menos mal que no ha pasado la noche sola –dijo Camila mientras se levantaba para ir a cogerla–. Ha estado con sus amigos los tesmato, los nospipe y doña gachule y ellos la han cuidado. –Pero ¿qué dice esta niña? –preguntó Víctor que en aquel momento se encontraba delante de la vitrina de los vasos. –Papá, ¿tú sabes hablar con los muebles? –¡¡Camila!! –Está bien, yo sólo quería –dijo Camila con la mejor de sus expresiones– jugar con las palabras, con las cosas, ¿comprendes? Pues no, por la cara que ponía Víctor se veía que no entendía nada. –Sentaos un momento que os lo explique –dijo Camila. Los padre se sentaron a pesar de que el tiempo se les echaba encima. De hecho, Víctor miró impaciente el reloj. –No voy a tardar nada. Mirad, se cogen las palabras y se les da la vuelta, por eso la palabra «bo–ta» se convierte en «ta–bo», y así con todas. –¡Ah! –exclamaron casi al unísono Doro y Víctor. Y sin salir de su asombro se levantaron para seguir la marcha del día una vez solucionada la crisis. –Pues bien señorita Camila –dijo Víctor–, como veo que ya has encontrado tu tabo, te la pones, recoges esto (señaló la mesa) y ¡N O S V A M O S! «¡Uf!, esta palabra es de las que se hacen grandes así que... ¡Camila a correr!» Desde la puerta de la calle y mientras Víctor sacaba el coche del garaje, Camila gritó: –Mami, ¿te ha gustado el juego?, luego si quieres seguimos. ¡Adiós roDo! Se oyó un buen portazo. Sin intención, claro. Lo cierto es que aquella mañana corría un viento fuerte y maleducado que pretendía culpar a las niñas de los portazos de las puertas, de la caída de los tendederos,... –¡Camila! –oyó a través del blindaje de la puerta. Pero la niña estaba sentada ya dentro del coche y Víctor arrancaba a toda pastilla, eso sí, con prudencia.

"EL ARMARIO DE CAMILA"
CARMEN RAMOS
Editorial. ARGUVAL. Málaga

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SEGOVIA

El hombre de los 8.000 libros

23.02.10 - 00:57 -

En el proyecto, muy avanzado, que acomete el Obispado para instalar el archivo del Palacio Episcopal en la actual sede de la calle Obispo Gandásegui, la biblioteca de monseñor Antonio Palenzuela ocupará un lugar destacado. Ahora ocupa una sala completa en la Casa de Espiritualidad San Frutos, donde Ángel García, que fue responsable del Archivo de la Catedral, ha ordenado los más de ocho mil volúmenes y alrededor de dos mil revistas de todo tipo que ilustraron la vida y la obra de quien fue obispo de Segovia durante 25 años, desde el 22 de febrero de 1970 hasta 1995, aunque un año antes, el 17 de enero de 1994, presentó a Juan Pablo II su renuncia voluntaria al cumplir 75 años.
La inauguración de esta biblioteca, modesta aún por el continente y muy rica por su contenido, fue uno de los actos centrales del homenaje dedicado a Palenzuela al cumplirse 40 años de su ordenación como obispo de la Diócesis de Segovia, en el que participaron sus dos sucesores, el actual, Ángel Rubio, y el antecesor de éste, Luis Gutiérrez, representantes de las instituciones públicas, la hermana de don Antonio, Paula, numerosos amigos y feligreses y, más tarde, en la Catedral, el cardenal Antonio Cañizares.
Aquel 22 de febrero de hace 40 años fue un día radiante de sol. Antonio Palenzuela comenzaba veinticinco años de fructífero obispado, de una duración «poco frecuente, aunque su antecesor, Daniel Llorente, llegó a los veinticuatro», como indicó Ángel Rubio. En palabras de su actual sucesor, don Antonio fue, sobre todo, «un hombre bueno, inteligente, intelectual, de las mentes mejor formadas, incansable por la causa del Evangelio, un hombre de Iglesia y un obispo del Concilio Vaticano II».
Esta breve semblanza está confirmada en la amplitud de su biblioteca, que reúne casi todos sus libros y que, como explicó quien los ha ordenado, refleja que Palenzuela fue «un hombre excepcional, de enorme cultura, autodidacta y estudioso con tesón de muchos y valiosos libros». Antonio Palenzuela, además, conoció a la perfección las obras del Papa Juan Pablo II y también las del actual, Benedicto XVI, con quien mantuvo una relación que superó la de autor-lector a través de sus contactos en la Congregación para lo Doctrina de la Fe.
Múltiple y variada
La biblioteca contiene muchos libros, con gran valor por el conjunto y también por la singularidad de algunos. El libro más destacado, que está colocado en una mesa junto al Misal Hispano Mozárabe, es un ejemplar de 1570 de la 'Suma Teológica' de santo Tomás de Aquino.
Pero Ángel García destacó que entre los más de ocho mil volúmenes hay 555 ejemplares de estudios sobre el Nuevo Testamento, numerosos de Teología, Derecho Canónico, Ecumenismo, Teoría de la Liberación, Metafísica, Economía, Historia del Arte, Historia de Latinoamérica, Filosofía, 234 sobre los Padres de la Iglesia, 49 sobre San Juan de la Cruz, 37 que tratan de Santa Teresa de Jesús, 183 de santos canonizados y beatos, Mariología, Literatura, clásicos griegos y latinos, teólogos antiguos y modernos...
Hasta el domingo
El homenaje a don Antonio continuó después en la Catedral, donde el cardenal Cañizares ofreció una conferencia sobre la figura del prelado en la Capilla del santísimo: 'Monseñor Palenzuela. Sacerdote y obispo conforme al Corazón de Dios'. La dimensión cultural y espiritual del acto tuvo continuación con el concierto de canto gregoriano del coro Congregamini et Psallite, cuya última pieza fue el responso cantado en la capilla de San Antón, donde está el sepulcro con los restos del obispo. Los actos de este homenaje no concluyeron ayer; finalizarán el domingo con el concierto que ofrecerá la Coral Voces de Castilla en la iglesia del Seminario el próximo domingo, a las 19 horas, durante el que se proyectarán imágenes del prelado y se leerán algunos fragmentos de sus cartas pastorales.

domingo, 21 de febrero de 2010

Gonzalo Micó: Concierto en el Museo del Teclado 2007


Prensa Web RNV
9 Diciembre 2009, 08:33 PM





Gonzalo Micó es uno de los máximos exponentes de la guitarra en Venezuela y por mucho tiempo uno de los pocos pilares del jazz en nuestro país.

Se formó como guitarrista bajo la tutela del maestro Joe Diorio, como compositor con el maestro Carl Schroeder y es un graduado del Guitar Institute of Technology (Hollywood, California).

Tiene en sus méritos haber sido uno de los primeros músicos en grabar un disco de jazz en nuetro país, en el año 1982, "Cinemascope", y el primero en grabar un disco de jazz en formato de disco compacto (CD), en el año 1990,"Virtualmente".

Para comienzos de los años 90 Gonzalo Micó se dedicó también a la docencia, fundando la escuela de música Ars Nova, que causó un fuerte impacto en el medio musical venezolano.

A lo largo de su carrera ha grabado como músico de sesión en discos de: Gastón Irazabal, Chiqui Rojas, Andy Durán, y Gerardo Chacón.

Sus composiciones han sido grabadas por Rubén Riera, Gastón Irazabal, Luis Julio Toro y Marcus Vinicius; y ha tocado junto a músicos legendarios como James Moody, Claudio Roditi, Ted Shumate, Jim Ates y Longineu Parsons.

Descargue las canciones interpretadas por Gonzalo Micó durante el concierto en el Museo del Teclado 2007:

Night and day
Wacth What Happen
Noach
Inosentement tool model
May Y
Oh Baquihno
Yesterday

Son peruanos: los libros más grande y más pequeño del mundo fueron la sensación en Cuba

El comercio.pe

Uno mide cuatro metros de alto y el otro apenas cinco milímetros. Desde el 11 de febrero último se exponían en Feria de La Habana

Domingo 21 de febrero de 2010 - 09:17 pm

Los libros más grande y más pequeño del mundo, que pertenecen a una editorial peruana, causaron sensación en la Feria Internacional del Libro de Cuba, clausurada hoy en La Habana.

Desde el pasado 11 de febrero cuando se inauguró la feria en la fortaleza colonial española de San Carlos de la Cabaña, expositores de 40 países presentaron 600 novedades de todos los géneros literarios. Entre estas, se alzaron como las mayores atracciones, el libro más grande y el más pequeño del mundo .

El mayor lleva por título “Lo más selecto del pensamiento universal”, mide cuatro metros de alto y 2,5 de alto, tiene 150 páginas, pesa 230 kg, mientras que el pequeño es una biblia cristiana de apenas cinco milímetros de largo y 6 de ancho.

Además de estos peculiares tomos, la presencia de la escritora sudafricana Nadie Górdimer, Premio Nobel de Literatura en 1991, fue otra de las grandes atracciones que dejó este evento.

El presidente cubano, general Raúl Castro, inauguró la feria el pasado 11 de febrero, la misma que fue dedicada a Rusia.

sábado, 20 de febrero de 2010

Agosto Mendez


EL POETA AGOSTO MENDEZ
efemeridesvenezolanas.com

El 9 de julio de 1871 nace en Ciudad Bolívar el médico, poeta, periodista y filántropo José Manuel Agosto Méndez. Este ilustre guayanés, considerado como uno de los más destacados poetas de su región, formó parte de las comisiones de Sanidad, Escolar y de Rentas, Ejidos y Estadísticas, nombradas en el Congreso de Municipalidades de 1911.

En el ejercicio político, al Dr. Agosto Méndez le tocó representar a su estado como Diputado suplente para el período de 1919-1921 y posteriormente como Senador suplente durante los períodos constitucionales de 1921-1924 y 1924-1927. Corno periodista fue colaborador d e «El Cojo Ilustrado», Director de la "Gaceta Médica" de Ciudad Bolívar y de la Revista "Horizontes". También ejerció la docencia como profesor del Colegio Federal de Ciudad Bolívar. Escribió la letra del Himno de su Estado natal.

Muere Juan Manuel Agosto Méndez en Ciudad Bolívar el 4 de febrero de 1944, después de una densa labor en beneficio de su pueblo bolivarense.

HIMNO DEL ESTADO BOLIVAR

Letra:

Don J. M. Agosto Méndez

Coro
Con áureos buriles tus magnas proezas,
la historia en sus fastos por siempre grabó;
tu suelo es emporio de ingentes riquezas,
¡tu cielo el más bello que el sol alumbró!

I
Gentil amazona de faz sonriente,
gallarda te muestra sobre alto peñón;
¡el lauro circunda tu olímpica frente,
y el viento tremola tu airoso perdón!

II
Al trágico encuentro de hirsutos leones,
tus águilas fueron en marcha triunfal,
¡ y el sol de San Félix brilló en tus blazones!
¡ y fue desde entonces tu nombre inmortal!.

III
Tú encierras, ¡Oh Patria! lo bello y lo grande,
la Gloria te ilustra, te ampara el Honor;
Y el bravo Orinoco tus hechos expande,
Contando su eterno poema de amor!

IV
¡Guayana! Santuario de música lleno,
Que brindas al alma contento y solaz;
Permitan las Hadas que siempre en tu seno,
Sus hojas y mirtos deshojen la Paz!

¿Què es la poesía ?


Paréntesis modernista o ligero ensayo sobre el modernismo

Manuel Díaz Rodríguez

En medio a la general confusión individualista, contradictoria y anárquica del arte moderno, se pueden, a mi modo de ver, descubrir y determinar, como caracteres de lo que se ha venido llamando modernismo en arte y literatura, dos tendencias predominantes y constantes que, siempre en harmonía, discurren por cauces fraternales y paralelos, cuando no se entrelazan y confunden, hasta quedar las dos, en un principio separadas y distintas, convertidas en una sola.

Una de ellas es la tendencia a volver a la naturaleza, a las primitivas fuentes naturales, tendencia que no es propia del solo modernismo, como no lo ha sido ni lo es de ningún especial movimiento y escuela de arte, porque es causa primera y patrimonio de todas las revoluciones artísticas fecundas. Taine señala esa tendencia cuando, al hablarnos de los jóvenes de cuerpo y espíritus sanos que pasan por los diálogos de Platón, encuentra en ellos al hombre primitivo, no desligado todavía de sus hermanos inferiores las otras criaturas, risueño y sencillo como el agua, hacia el cual nos volvemos con amor cada vez que nuestra civilización nos cansa y nos perturba con los delirios de su fiebre.

En vez de jóvenes de Platón, o de la antigüedad, o de hombre primitivo, digamos la naturaleza, y con esta oscura y perenne tendencia a volver a la naturaleza y a la vida, comenzaremos a penetrar el misterio de las más felices renovaciones del arte.

En la reacción de los Primitivos contra el arte bizantino, vence este anhelo de remontar a las límpidas fuentes primordiales, de volver a contemplar la naturaleza con claros ojos infantiles, después de haberla visto falseada por los temores milenarios y las visiones de la vida ascética, falseada y hasta reemplazada por la sombra de aquellos negros y monstruosos Cristos de rígidos brazos interminables, cuya tétrica silueta se ve pesando todavía sobre el arte espontaneo, fresco y divino del Giotto.

A través de los castos mármoles helenos, hermanos de las almas que discurren por los diálogos de Platón, el arte del Renacimiento volvió a la naturaleza y a la vida. Pero en vez de sostener la unidad originaria de la tendencia a que dio patentísimo relieve y remate, el Renacimiento consagró la exclusiva soberanía de la forma, como sucede en ciertas madonas rafaelescas de belleza casi rústica, a expensas del candoroso elemento espiritual que, a modo de interno lirio de luz, florece en las creaciones de los Primitivos y de los grandes artistas del quattrocento.

Si hubo alguna vez un impulso que nada ocultase de morboso, un buen impulso o deseo de convalecencia precursor de la salud, fue aquel de los pintores modernos llamados prerrafaelistas que se hurtaron a la férula pseudo-clásico, para volver a la infantil edad prerrafaélica, adivinando con perspicua intuición, en los pintores de esa edad, almas ingenuas, transparentes y puras, bañadas en los propios manantiales de la vida. La naturaleza hablaba sin esfuerzo al través de estas almas, como sin obstáculos de extraña mediación, y cada palabra suya arraigaba y se vestía de eterna primavera. Sin embargo, si se acercó de una parte a la naturaleza, al rejuvenecer y reencender su ideal de la pintura en el arte juvenil de los Primitivos, de otra parte el prerrafaelismo incipiente, creyendo tal vez afirmar la benéfica tendencia de su origen, tuvo éxito contrario, y más bien se alejó de la naturaleza, cuando quiso reproducir en el paisaje los más mínimos particulares de la piedra, del arbusto y de la hoja. Su nimiedad pueril de los pormenores fue semejante al error del naturalismo literario que, en su escrúpulo histórico del dato, del documento o del hecho, llegó a confundir la naturaleza con el detalle, e imaginó, con sólo un cúmulo de vanos detalles, representar el movimiento de la vida. Al cabo la pintura, con los últimos prerrafaelistas, como también la literatura después de varios tanteos o ismos, desde el simbolismo remoto a los naturismos recientes, en su doble reacción contra el falso naturalismo y contra el dogmatismo científico imperante, se libertaron del error, y pudieron, limpias de toda mancha, regresar a la naturaleza, cuando entrevieron que la naturaleza está, más bien que en el detalle o en el hacinamiento de innúmeros detalles, en la ingenuidad y la sencillez, caracteres que por sí solos harían del modernismo un perfecto renuevo del clasicismo puro, a no ser aquel otro carácter de intensidad impreso al arte modernista por la violencia de vida de nuestra alma contemporánea, ansiosa y compleja. En este concepto modernista del arte, un detalle solo, interpretado con sobrias líneas harmoniosas que expresen el triple carácter de sencillez, ingenuidad e intensidad, puede, como una flor la primavera, compendiar toda la esencia de la vida.Y si a la intensidad propia de nuestra vida de hoy, si a la sencillez y la ingenuidad reconquistadas por la tendencia a volver a la naturaleza, agregamos los caracteres de la tendencia paralela o hermana, que es una indisputable tendencia mística, tendremos todos los rasgos principales del modernismo verdadero, o si se quiere del modernismo como algunos lo entendemos y amamos, tal como balbucea y canta en el verso de Verlaine, tal como surge con voz cristalina de surgente en la prosa de Maeterlinck, tal como enguirnalda con lirios de candor la santa y dulce gloria de Genoveva en los frescos de Puvis de Chavannes.

Las dos tendencias, la tendencia a volver a la naturaleza y la tendencia al misticismo, aparecen juntas en las épocas de feliz renovación del arte y del sentimiento religioso. Puede la simultánea aparición comprobarse en la historia, desde el punto mismo en que el arte alboreó con albura de mármoles bajo el cielo ateniense: En tanto que, a la luz del Ática, la naturaleza canta en el casto coro impecable de los mármoles, muchos de los mitos que estos mármoles representan, hallan su intérprete cabal en el verbo contemporáneo de Platón, el único de los antiguos filósofos a quien se ajusta sin violencia nuestro moderno concepto del místico.

El mismo suave consorcio de esencia mística y de amor a las cosas naturales más frescas e ingenuas, como son las flores, los pájaros y los nifios, embalsama la vida de Jesús, de acuerdo con su obra, ya ésta la consideremos revolucionaria de la religión y la moral hebreas, ya apenas veamos en Jesús al poeta, y sólo estudiemos el Evangelio como nuevo canon de poesía a la serena luz desapasionada del arte.

Pero nunca se manifestó el doble y simultáneo impulso con tanta limpieza y vigor, como durante aquella larga primavera de religión y de arte que empezó en el siglo trece, cuando el viejo espíritu del Evangelio reapareció restaurado y coronado en la vida pura de Francisco de Asís. La religión degenerada, corrompida y moribunda, se libró de la muerte, porque la azucena de Asís rescató los pecados de la púrpura guerrera y orgiástica de Roma. La tétrica pesadilla bizantina huyo al mismo tiempo del arte, con sus fealdades y monstruos atormentados de rigideces, ante el nuevo y fuerte soplo de vida. Cuando las florecitas del Santo rompieron a perfumar los corazones, fue como si sólo entonces los artistas empezaran a ver las otras criaturas y las cosas naturales, porque todo el arte de esa época guarda la infantil expresión de aquellos ángeles de Carpaccio que, a los pies de la Madona y desde el vago balcón de las nubes, abren los ojos llenos de cándida maravilla sobre el espectáculo de la tierra.

Del universal amor del Santo por todas las cosas y criaturas, nace una especie de misticismo panteísta, o más bien de panteísmo lleno de unción místico-religiosa, con que el arte sorprende la esencia de la Vida. Apenas el arte encuentra un puro anhelo místico dentro del más puro y ferviente amor de la naturaleza, cuando la vida se deshace en rosas y linos inmaculados bajo las manos del Giotto, casi inconscientes y rústicas. Los frescos ingenuos, donde con ingenuo pincel nos cuenta el Giotto la vida serena del Santo, son en el arte de la pintura la lilial anunciación de la vida. Desde ese momento, a las repugnante representaciones bizantinas del hombre, suceden más reales y nobles representaciones humanas. Ya Jesús no es el Cristo monstruoso cuyos largos brazos repugnan en vez de atraer, y amenazan en vez de bendecir: es un Jesús en harmonía con la dulzura y el candor del Evangelio, el jardinero del más fresco jardín en que apacentaron su espíritu los hombres, jardinero ideal a cuyos pasos la tierra se cubre de margaritas y lirios, como el Jesús vestido de jardinero que el Beato Angélico nos pintó apareciéndose a Magdalena en un fresco minúsculo del convento de San Marco.

El nuevo Jesús prepara y empieza en la pintura un tipo nuevo de belleza que tendrá su expresión insuperable en el Jesús maravilloso del Vinci. Y, paralelamente al tipo del Jesús, nace, y luego va perfeccionándose en la obra de los artistas, el tipo de la Madona, que más tarde vaciarán en molde único Bernardino Luini, Correggio y Rafael.

Alrededor de esos nobles tipos, y como su acompañamiento más harmónico, se agita y vive un coro de criaturas leves y graciosas, que ponen la sonrisa de la naturaleza en el tímido ensayo primero del paisaje. De hojas, frutos y pájaros, el Ghirlandajo teje las guirnaldas con que él circunscribe y atenúa la trágica expectación de la última Cena; detrás de una de sus Madonas, alza el primer Bellini un árbol, en cuya copa se complace con tan extrema nimiedad infantil, que se la podría suponer la más nítida y acabada copa de cedro, si el pensamiento del pintor no hubiera sido, como es probable, hacer de ella una ingenua evocación de catedrales y basílicas, por su redondez categórica de cúpula; y suave y rápidamente, a partir de la visión cuasi beatífica del Giotto, ahondándose en la perspectiva del Ghirlandajo, dilatándose por praderas en flor como la pradera de margaritas del Angélico, el paisaje va creciendo y afirmándose, hasta que, lleno de harmonía, de aire y luz, rompe a reír con gentil desenfado ante los triunfos de la muerte, en el bíblico paisaje semitropical con que Benozzo Gozzoli alegra y enciende los muros del Campo santo de Pisa.

A la natural progresión de la doble tendencia en el segundo Renacimiento, corresponde una ascensión progresiva y luminosa del arte. Mientras la tendencia a volver a la naturaleza va, refinándose, a cumplirse en la perfección de la forma, la tendencia mística va, depurándose, a un misticismo lleno de gracia y fineza, como es al decir de Pater el misticismo de Leonardo, misticismo que ha perdido su religiosidad, si lo estimamos con el criterio de las religiones positivas, pero haciéndose religioso en otro sentido más universal y profundo. Leonardo lo extrae de sí propio y del alma de la naturaleza, y luego lo esparce por la faz de su obra, y como si fuese el alma de la obra, en la luz de una sonrisa. Es la misma sonrisa que a través de toda la obra de Leonardo, como la luz del día hasta su triunfo en la más alta cima del oriente, va progresando y subiendo a florecer en la sonrisa de la Gioconda. Es la misma sonrisa de los lagos y de los mares, la sonrisa ambigua que nuestro miedo ha calumniado de traidora, convirtiéndola en un símbolo de la perfidia, cuando sería lo justo hacer de ella la poética cifra de nuestra ignorancia, o lo que de ella hizo Leonardo, y es en definitiva igual cosa: la artística enunciación del eterno misterio.

Hasta aquí las dos tendencias marcharon siempre en equilibrio, sosteniendo al arte en su divina ascensión; pero, deshecho este equilibrio, todavía durante el segundo Renacimiento, cuando una de las tendencias prospero a expensas de la hermana, y la exclusiva predominancia de la forma retrajo el misticismo a lo accesorio, a la superficie, a las vanas representaciones formales del asunto, se inició la decadencia del arte, inmediatamente visible en la tercera manera y en los discípulos de Rafael.

Iguales vicisitudes y evolución muestran las dos tendencias en el arte literario. En la literatura clásica española, acusada por los mismos españoles de árida y seca, de indiferente a la gracia de las cosas naturales, el más puro amor a la naturaleza coincidio con la mágica florescencia de la Mística. Nunca el sentimiento amoroso de la naturaleza alcanzó tan suave y honda ternura como en el Símbolo de la Fe de Luis de Granada. Tan sincera y cálida es la ternura de amor que empapa con sangre de poesía las páginas del Símbolo de la Fe, que cerca de este libro, y a pesar de sus muchos defectos que son los errores de la ciencia de su edad, resultan afectados, pálidos y fríos, todos cuantos libros engendró más tarde el entusiasta amor de la naturaleza, después del advenimiento de Juan Jacobo. Enfadoso y pedantesco parece y es el Genio del Cristianismo, cuando se ha platicado con la araña y la abeja y todas las criaturas en el huerto de candores de Fray Luis de Granada.

La trascendental revolución filosófico-literaria de Rousseau, que según los críticos dio puesto al paisaje de la literatura, se distingue precisamente por la tendencia a volver a la naturaleza, y por la tendencia al vuelo místico, pues el amor a la vida y a las cosas naturales andaba siempre, en Rousseau y en su doctrina, aliado a cierto deísmo religioso, al que no faltó para volar con alas de misticismo puro sino olvidar todo resabio protestante de Ginebra.

Después de quedar por largo espacio divorciadas u ocultas, las dos tendencias han vuelto a reaparecer claras y acordes en el arte modernista.

Modernismo en literatura y arte no significa ninguna determinada escuela de arte o literatura. Se trata de un movimiento espiritual muy hondo a que involuntariamente obedecieron y obedecen artistas y escritores de escuelas desemejantes. De orígenes diversos, los creadores del modernismo lo fueron con sólo dejarse llevar, ya en una de sus obras, ya en todas ellas, por ese movimiento espiritual profundo.

Anunciado por la pintura de los prerrafaelistas ingleses en su reacción contra el pseudoclasicismo, el arte modernista se delineó y afirmó cuando simbolistas y decadentes reaccionaron con doble reacción en literatura contra el naturalismo ilusorio y contra el cientificismo dogmático. Naturalmente, los primeros observadores no se percataron del movimiento profundo, sino de su fenómeno revelador, de su manifestación más aparente y externa, que fue una fresca esplendidez primaveral del estilo. De ahí que haya quienes vean todavía en el modernismo algo superficial, una simple cuestión de estilo, ya sea una modalidad nueva de éste como quieren algunos, ya sea una verdadera manía del estilismo, como grotescamente se expresan los autores incapaces de estilo, que es como si dijéramos los eunucos del arte. En realidad sí hubo y hay una cuestión de estilo, y hasta una completa evolución del estilo, si sólo tenemos en cuenta el modernismo español y quitamos a esta última palabra su limitación peninsular, para volverla a su debida amplitud, suficiente a contener toda la raza repartida por España y América. En tal sentido es de observar, y bueno es decirlo porque muchos afectan desconocerlo, cómo se dio el caso de una especie de inversa conquista en que las nuevas carabelas, partiendo de las antiguas colonias, aproaron las costas de España. De los libros recién llegados por entonces de América, la crítica militante peninsular decía que estaban, aunque asaz bien pergeñados, enfermos de la manía modernista. Semejante expresión, equivalente de la otra ya apuntada o manía del estilismo, se reprodujo varias veces en España, bajo la pluma de un conocido profesional de las letras.

Pero esta evolución del estilo, digna de estudiarse en el modernismo español, puede tenerse por vana contingencia cuando se estudia el modernismo en general y su alma profunda, nutrida, por dos corrientes incontrastables, una de las cuales da al estilo su ingenuidad y sencillez, mientras la otra le da savia y fuerza místicas.

Misticismo en literatura no siempre es, aunque lo sea algunas veces, misticismo religioso. Pero si el misticismo literario no siempre es religioso en el concepto religioso corriente, nunca es, como pretende el sabio de la especie mental de Nordau, el modo de ver de la ignorancia y la manía, es decir un modo de ver nebuloso, inconexo y confuso. Misticismo es, al contrario, clara visión espiritual de las cosas y los seres.

Oh, señor licenciado, y cuanto huelgo
de ver su reverendo personaje;
que soy amigo de hombres virtuosos
y que sepan el alma de las cosas...

Así dice el fingido loco, protagonista de Los locos de Valencia de Lope de Vega, al médico de la casa de orates. En realidad no es el médico, no es el sabio, sino el poeta o el artista quien sabe el alma de las cosas. Cuanto más alto el poeta o el artista, es tanto mayor la fuerza de adivinación con que él penetra el alma de los seres, y aun el alma de las cosas en apariencia inanimadas. Y misticismo literario es la evidente revelación, en literatura, de esa fuerza por cuya virtud el poeta sabe descubrir, extraer, y en serena belleza representarnos, lo que hay de espiritual en el hombre y en su obra, o en la planta y en su flor, o en el más humilde ser y en su destino.

Después de las grandes épocas místicas, desde la Italia de Francisco de Asís, desde los tiempos de Ruysbroeck el Admirable y del misticismo español, no, habla cuajado el misticismo tan abundante y florida cosecha como esta vez, en la cima de la literatura contemporánea. Comienza con Ruskin y Pater a encender los ojos miopes de la crítica. En filosofía estalla con insólita fuerza: En muchas páginas de Die Fröhliche Wissenschaft, en la divina crueldad formidable del sobrehombre, bajo los rasgos de Zarathustra, y en toda la obra nietzscheana se encierra un poderoso misticismo, que sólo aparenta oponerse, porque es idéntico en el fondo, al misticismo que pudiéramos apellidar platónico de Carlyle. En poesía ensaya todas las actitudes y formas: Ya es religioso, pero invertido, como el inverso misticismo satánico de Baudelaire; ya es un misticismo ingenua e infantilmente religioso, como el del verso verlainiano; ya, por último, es un misticismo exento de religiosa limitación, desinteresado por completo, como el misticismo de Maeterlinck. Pintoresco y gracioso en los poemas de Dante-Gabriel Rossetti, en los que apenas continúa el misticismo naciente y exterior de la primera pintura prerrafaelista, sigue siendo exterior desde el punto de vista literario, si bien desde otro punto de vista ya lo es menos, bajo los trascendentales empeños de revolución social en lbsen, y de renovación evangélica en Tolstoi, hasta hacerse más hondo y medular, a medida se desinteresa en absoluto, como en el claro misticismo del gran poeta belga.

Tal vez no existe una sola obra fuerte en la literatura de hoy, donde no se pueda rastrear por lo menos una vaga influencia mística. Aun aquellos grandes escritores menos inclinados por su naturaleza al misticismo, han tenido o tienen un momento místico en su obra. En las Vírgenes de las Rocas vivió su momento místico D'Annunzio, y este momento místico de su obra, por lógica inflexible y secreta, coincidió con la cumbre de su arte. Y así como D'Annunzio antes de hacer su obra de vanidad en Il Fuoco, después de su obra de vanidad Oscar Wilde vivió un momento místico supremo en su final De Profundis. Digo momento místico supremo, porque este momento místico de Oscar Wilde recogió en sí toda la esencia de un largo momento histórico. Además de ser el sincero y hondo grito que es, como pocos ha exhalado jamás el corazón humano, el De Profundis tiene dentro del arte modernista, por su intensidad, casta belleza y penetración, el carácter de un evangelio. Nunca fue más clara y perfecta la visión mística del arte y de la vida. Ni tampoco nunca se expresó con más fuerza la pura aspiración mística del poeta y del hombre: The Mystical in Art, the Mystical in Life, the Mystical in Nature.

Aunque haya todo un grupo de escritores dignos de citarse, no citaré sino a dos maestros, para decir cómo surge la aspiración mística en la más moderna literatura española:

En Rubén Darío empieza, con poemas como El reino interior de Prosas profanas, recordando el suave y delicioso misticismo de ciertas pinturas prerrafaelistas. Luego cobra aquel perfume y frescor de espontaneidad que esparcen algunos de los Cantos de Vida y Esperanza del maestro.

En la prosa noble se manifiesta con ímpetu de revelación bajo la pluma de Valle-Inclán. Sin pararnos a hurgar la tersa filiación mística del estilo de esta prosa, hallaremos en la Sonata de Primavera toda una primavera de místicos perfumes. En esta Sonata, el misticismo, unas veces tierno y puro como el corazón de las vírgenes que encantan el jardín señorial con la flor tempranera de sus gracias y la música suave de sus nombres, pasa a ser otras veces un tanto baudelairiano o diabólico, y entonces encarna en el destino protervo que, alrededor de una de esas vírgenes, hermanas de las Vírgenes de D'Annunzio, va describiendo y cerrando su ronda maldita. Libre de reminiscencias d'annunzianas, y a pesar de cierto dejo de ironía y de la infatuación donjuanesca, un aliento místico más puro llena la incomparable Sonata de Otoño.

Tales prosas y poemas, y otros muchos poemas y prosas cuya sola enumeración ya sería muy larga, aúnan a la sencillez y la ingenuidad, caracteres de la vuelta a la naturaleza, por lo menos un vago anhelo místico. A nuestros ojos comparecen en la escena del Arte, semejantes a las vírgenes que se revelan a Santa Oria en los versos candorosos del candoroso Gonzalo de Berceo: Todas tres llevan en la diestra, como en sedoso y albo nido, sendas palomas blancas: y mientras posan en la tierra los pies, todas, con movimiento unánime, tienden sus diestras al cielo, como para hacérselo propicio con la cándida ofrenda pascual de sus palomas.

LUIS MANUEL URBANEJA ACHELPOHL

Tomado de efemeridesvenezolanas.com

Continuador de la tendencia literaria de Manuel Vicente Romerogarcía es Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, considerado como padre del Criollismo venezolano.

Nace en Caracas de padre venezolano y madre alemana. Su adolescencia es de estirpe romántica: rebelde ante los convencionalismos sociales, desinteresado por la educación tradicional, amante de la naturaleza. De ahí que emprende largas excursiones durante las cuales se interna en los campos, a veces por semanas, al cabo de las cuales regresaba tan silenciosamente como se había ido, trayendo inundada el alma de gentes y paisajes criollos. Con estos motivos comienza a escribir en un género que estaba de moda. Se trataba de pequeños poemas en prosa, que solían denominarse "acuarelas".

El autor de Peonía fue uno de los más célebres "acuarelistas" venezolanos. Quizá por ello, y por razones de afinidad más profundas, Urbaneja le dedica a Romerogarcía esta Acuarela, que data de 1894.

El sol se marcha. Sobre el oscuro verde de la montaña antoja un tono anaranjado, que colándose por los huecos del follaje ilumina la seca hojarasca y las gruesas raíces que salidas a flor de tierra parecen extrañas serpientes inmóviles. Por una ladera desciende un grupo de mujeres, llevando en la cabeza sobre gruesos rolletes haces de chamizas; el viento abomba sus faldas terrosas, y ruedan a sus pasos los guarataros a los oscuros senos de las quebradas. En llegando al pueblo, se van en derechura de las cocinas, que de pronto se iluminan con las sanguíneas llamas de las chamizas en los fogones.

Ya todo es sombra. La montaña es una negra silueta destacándose en el fondo azul del ciclo, en donde comienzan a palpitar las estrellas de oro. Todos los techos de cocuiza tienen su pardo penacho de humo: en las cocinas de los ranchos, la familia labriega, recostados los unos a los gruesos horcones del bahareque, sentados los otros sobre las enjalmas de los asnos que rebuznan en el gamelotal, beben guarapo a largos sorbos en sus pichaguas, mientras que en los fogones estallan los ramos secosy por el camino alguien, alejándose en el silencio de la noche, deja, perdido en el aire, el triste, monótono galerón:

Nacemos entre sollozos
y entre lágrimas morimos.
Si no hay placer para el hombre,
entonces, ¿por qué vivimos?

En este apunte de los veinte años, aparecen ya los elementos básicos del Criollismo que van a dirigir toda la obra de Urbaneja: temas autóctonos, opuestos al exotismo de los modernistas, orientados a la captación del paisaje criollo y de los tipos humanos característicos del país, con sus trajes, costumbres, hábitos de trabajo, formas de vida en general, así como el uso de términos venezolanistas ("chamiza", "pichagua", "guarapo").

Urbaneja abandona repentinamente la vida errátil y se disciplina en los estudios. En el Colegio Aveledo finaliza su educación media. Se inscribe en la Universidad; cursa hasta el cuarto año de Derecho. Pero su verdadera vocación estaba en una creciente pasión literaria. Un día sus compañeros universitarios no vuelven a verlo en clase. Uno de ellos, Pedro Emilio Coll, lo recuerda:
Meses hacia que Urbaneja faltaba a nuestras pequeñas tertulias literarias y a los patios de la Universidad, en donde como estudiantes solíamos encontrarnos; no se le veía en calles, ni plazas; ¿en dónde diablos se había metido?

Alguien me asombró con la noticia de que Urbaneja tenía un vaquería. No, quería convencerme por mis propios ojos. Y allá me fui. Pasé la rústica puerta de un corralón, tropecé con una carreta repleta de hierba, con varios instrumentos de labranza, con una montura desvencijada, y entre el vaho cálido del establo, acariciando con su mano el lomo de una vaca, estaba Urbaneja Achelpohl, con burdos zapatos y un kepis blanco que a duras penas le sujetaba la cabellera desordenada. Un grueso abrazo y una gruesa carcajada.

-Esta es la vida -parlaba entre risas desdeñosas, esta atmósfera me grada más que la de los círculos literarios, que es de hipocresías y envidias; las vacas me quieren y me obedecen; todas me conocen; mira aquella que me guiña los ojazos; acaso está celosa de ti. No, y lo que es como higiénico, seguro que vale la pena. Mírame!

Y en efecto, él que antes era flacucho y amarillento, tiene ahora anchos los hombros y panzudas las rosadas mejillas.

Estos oficios campestres le deparan, por añadidura, el contacto diario, íntimo y desaprensivo con esa Venezuela rural que tan de bulto aparece en sus relatos. Urbaneja experimentó verdadera complacencia e interés por las gentes rústicas, con las que charla por horas, sobre sus formas de vida, sus problemas, tradiciones, costumbres, consejas. Así lo testimonia su amigo y, en cierta medida su discípulo literario, José Rafael Pocaterra:
Acaso solo con su alma y con su talento, por los ojos se lo entraba mejor el paisaje; y como si todo lo demás fuera un mundo de fantasmas, captaba el gañán y el predio, la yunta de bueyes y el crepúsculo, la moza y la vieja, y tal vez el campanario del pueblecito y siempre el celaje en sangre coagulada y el verde tierno de los "botones de algodonero".

A los veinticinco años, Urbaneja recibe su bautizo de fuego, en la Revolución Nacionalista que acaudilla el General Hernández contra el gobierno de Ignacio Andrade. Las escenas de violencia que presencia en los campos de guerra, los increíbles personajes que conoce, le permiten describir y narrar con gran vigor y realismo las batallas de su mejor novela, En este país!... En una de esas escenas aparece fugazmente un personaje extraordinario, la "Mapanare", una de aquellas mujeres que iban en seguimiento de sus hombres, durante las penosas marchas y contramarchas de la revolución. Heroínas a ratos, samaritanos, despojadoras de cadáveres, con cabeza y manos tiznadas por las quemaduras de la pólvora, estas soldaderas parecían encarnar la violencia, la rapiña y el amor.

Después de esta experiencia bélica la vida de Urbaneja Achelpohl transcurre en la paz hogareña. Se aparta de los cenáculos políticos e intelectuales, se dedica a su trabajo bucólico y al ejercicio callado pero continuo de su oficio literario. Por la mañana dialoga con gañanes, peones, ordeñadores; por la tarde recibe la visita de sus compañeros de letras, Pedro Emilio Coll, Pedro César Domínici, José Rafael Pocaterra, Rufino Blanco Fombona, Rómulo Gallegos, Jesús Semprum, Juan España. Durante los gobiernos dictatoriales de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, Urbaneja se aparta aun más. Con su familia habita en los aledaños de Caracas, primero en Los Dos Caminos, luego en Quebrada Honda, más tarde en El Valle. Se gana la vida administrando una pequeña vaquera. Ya en las postrimerías de su existencia, acepta dirigir la escuela de arte escénico que funda el Ministerio de Educación (1936). A los sesenta y cuatro años fallece en Caracas. Desde su refugio de exilado en Point-Claire (Canadá), José Rafael Pocaterra imagina la escena del sepelio de Luis Manuel Urbaneja Achelpohl:
Le habrán ido a sacar de su casita en El Valle, allá oculta tras un Jardín, bajo algunos árboles...Habrá trepado esta vez a hombros ajenos, las escaleras que suben hasta la callecita urbana, con su tejadillos bajos y sus fachadas al temple. Al temple de la modestia ciudadana, callada, humilde, que fue la existencia de un gran artista.

Ya no volverá a descender más la cuesta, ya no irá a pasarse sus tardes a la estrecha mesa, con los espejuelos caídos y las cuartillas dispersas; y le habrán cantado el responso final y por la misma carretera que de la vulgar capital le traía a la paz de su albergue, ahora le llevarán, a ubicarlo en la medida estrecha, bajo la piedra cifrada. Algunas lágrimas, el registro de su partida de propiedad en la tierra venezolana donde al fin tiene casa propia. Comentarios de prensa. No mucho ruido, no, que ese que llevan a enterrar es un pedazo de la Venezuela eterna; y a Venezuela se la entierro así, por trozos y modestamente.

Bibliografía:
Los abuelos, La bruja, Nubes de verano (1909), Cuentos (1916), En este País... (1916), Memento homo ovejón... (1922), El gancho y el llanero (1926), El tuerto Miguel (1927), El hombre que se quedó esperando (1927), La casa de las cuatro pencas (1937), El criollismo en Venezuela en cuentos y prédicas (1945).


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