EL GALLERO
Ernesto Luis Rodriguez
Tibio de sol mañanero
lo vio pasar el sendero
rumbo al feliz caserío,
y sobre el brioso caballo
iban la vera y el gallo
y el corazón del corrío.
Tuvo sudor de aguardiente
y con la frase caliente
se presentó en la gallera.
No dijo cómo ni cuánto,
y el gallo afinó su canto
bajo la voz pendenciera...
Este, como un arrendajo,
voló después hacia abajo
y allí retó al adversario.
El otro, un pinto patudo,
dejó escurrir un saludo
para que oyera el contrario.
El aceptó sin protestas
y echaron flor las apuestas
donde el aliento se cansa:
-¡Voy a mi gallo diez pesos!-.
Y por los ojos espesos
le floreció la esperanza.
-¡Fuertes a reales!- La arena
se estremecía... ¡Qué buena
fue la picada del pinto!
Los picos se hicieron rojos
y sobre un gallo sin ojos
se conmovió el laberinto.
Tembló la vara en la mano:
-¡yo nunca he sido pueblano
y aquí se gana con trampa!
¡A naiden pago un centavo,
y que me salga el más bravo
para ensuciarle la estampa!-.
Puso de frente la vida,
y como un potro sin brida
que de un cocuyo se espanta
para que el viento se asombre,
el corazón de aquel hombre
se le escapó a la garganta.
Quedó sin voces el coro...
y en el caballo sonoro
salió de aquel caserío,
el gallo muerto en la silla
junto a la vera amarilla
y al corazón del corrío.
CANTARESErnesto Luis Rodriguez-I- | |
1..... | Vistió de luces el llano para avisar tu llegada y en la comarca del río hizo una torre la garza. |
2 | Volcaron todos los nidos sus paraulatas al viento y yo mis ojos alegres sobre el país de tu seno. |
3 | Por los caminos de verte me floreció este cariño, como a chaparro sediento que lo enlucera el rocío. |
4 | De inaugurar los retoños oyes que viene la brisa y eres un ramo de aromas que recogió la llovizna. |
5 | Todas las flores al patio dieron su claro perfume y a tu suspiro sus mieles le dio la caña más dulce. |
6 | La canta abrió su corola sobre el cogollo del arpa. ¡Cómo quisiera el sonido para tu piel de guitarra! |
7 | De la curiara al costado va floreciendo la espuma, como a la orilla del alma tu voz que todo lo arrulla. |
8 | Tú dices que me quisiste, pero que ya no me quieres, nadie recoge el bagazo cuando la caña se muele. |
9 | Toda la gente conversa que me la paso jugando, mas como tú me desprecias, gano dinero en los dados. |
10 | Tu fina piel de cochano la parapara no envidia; ella negrita por dentro tiene la concha amarilla. |
11 | Me duele cuando tu gente con el carbón me compara: ¡carbón será tu marido que vive al pie de la llama! |
12 | No importa si te sacudes como palmera en el viento; si tus suspiros se caen, yo los iré recogiendo. |
13 | La brisa por los senderos conmigo besos te manda, pero si tú no los quieres se los daré a tu ventana. |
14 | Sé de memoria los tonos que me enseñó la guitarra, pero por ti no sé cuántos son los pesares del alma. |
15 | De Pariaguán a Cazorla, de Tucupido a Cantaura, cuando tú pasas, el aire vive un olor de guayaba. |
16 | Si por aquella mirada te di mi potro amarillo, no sé ni cuánto daría por una noche contigo. |
17 | Deudas de antiguos amores ya te las he cancelado. Préstame ahora tus besos, que yo después te los pago. |
18 | Cuando eras moza te quise, hoy ya casada te adulo; que si la pina está verde, prefiero el mango maduro. |
-II- | |
19 | Hoy salieron por el campo tus amores y los míos y en la brisa levantaron una aldea de suspiros. |
20 | Una aldea de suspiros en la brisa dejaremos. ¡Ojalá que me nombraran comisario de tus besos! |
21 | Hay azules en los caños y alegría en las estrellas, con el roce de tu cuerpo se perfuman las cosechas. |
22 | Se perfuman las cosechas por el llano donde pisas y se quedan a tu paso conversando las espigas. |
23 | Mil caminos en el llano, mil motivos en el verso, y no hay uno que no lleve hacia tí mi pensamiento. |
24 | Vas alegre por la calle y en tus manos la sombrilla finge una garza de seda parada en una canilla. |
25 | No querías que te viera la pierna llena de gracia, pero la brisa y mis ojos te levantaron la falda. |
26 | Ya que tienes pulpería, véndeme un poco de afecto; ¡mándame un real de miradas!, ¡dame la ñapa de un beso! |
27 | Son tan dulces las palabras en tus labios de jarabe, que las avispas me siguen cuando vengo de besarte. |
28 | Sales desnuda del agua con el amor de la copla y en la potranca del seno va galopando el aroma. |
29 | La tinaja fue contigo a buscar agua llanera y la sacaste del río embarazada de estrellas. |
30 | Quisiera no haberte visto o haberte visto mil veces, o nunca haberte querido para empezar a quererte. |
31 | Para besarte quisiera domingos, lunes y martes; y el resto de la semana para volver a besarte. |
32 | En el buzón de quererte eché una carta muy hondo: la escribí en papel del alma con la tinta de tus oJos. |
VENEZUELA
Ernesto Luis Rodriguez
La gloria como atavío,
de araguaney, la ternura,
abre un rosal la cintura
y su garganta es un río.
La viste un cielo bravío
de vivo azul transparente.
La mano resplandeciente
de libertarios manojos.
De Catatumbos los ojos,
de Mar Caribe la frente.
La bruma arriba desvela
sus avileños fulgores,
y cinta de tres colores
sobre los rizos le vuela.
Se cubre la piel canela
con fino encaje de brisa.
Su heroica raza mestiza
causa en América asombro.
De cordilleras el hombro,
de frailejón la sonrisa.
De medanales el cuello
y de Amazonas el talle,
la dulce Virgen del Valle
le pone lindo el cabello;
y en luminoso destello,
Delta Amacuro en la mano,
hace que el cielo lejano
sobre el Atlántico vuelva.
Tiene latidos de selva,
tiene pulmones de llano.
El sol lo lleva tatuado
sobre bandera y escudo.
Brasil le tiende el saludo,
Colombia besa el costado.
Alzó la fe del pasado
bajo consignas ductoras;
aman sus tierras sonoras
la libertad y el derecho,
y tiene luz en el pecho
¡condecorado de auroras!
PANCHO VALENTÍAErnesto Luis RodriguezNació Pancho Valentía salió una vez de la choza, en busca de aquella moza que era tinta como el vino, Una, la niña más bella Otra llamábase Amanda, Se fué el piropo a la caza Como fin de su aventura, En la sola pulpería Dos meses después, andando |
PARES O NONESErnesto Luis RodriguezMiro tus manos tranquilas Clavel de trémulos dones Tiras mi suerte en azares Pares tus ósculos rojos Hasta los dengues sencillos |
ROSALINDAErnesto Luis RodriguezMe voy con la tarde linda Tenía los senos bonitos Yo jugué mi araguaney, Se amontonaron los peones |
ARRIERO
Ernesto Luis Rodriguez
para llegar a mi pueblo,
y estiro la voz alegre
cuando este viaje comienzo.
Voy con mi llano de siempre
bajo el azul mañanero.
El claro sol de otros días
alumbra cuando regreso
y donde estuvo mi canto
creció la palma del eco.
Amo estos hondos parajes
y mi destino de arriero
porque conozco la dicha
de caminar con el sueño
y con el pan de la copla
que es el mejor bastimento.
Sé de memoria los sitios
que dan aroma al recuerdo:
el fondo de las posadas
donde florece el afecto,
los nidos sobre las picas
y el turupial de recreo,
el júbilo de los caños
con los luceros adentro,
empalizadas que andan,
lejuras que son espejo,
y el arenal que se peina
su remolino andariego.
A veces fleto amarguras,
pero las llevo contento,
y el silbido me acompaña
cuando la canta reservo.
A las estrellas más altas
pregunto por el invierno,
del chaparral y la brisa
conozco el diálogo tierno,
leguas de rumbo marchito
no me quitaron el verso;
afino cuatros y sones,
en cada amor me detengo,
y en las quebradas amigas
bebo la gracia del cielo.
Así por estos caminos
ya estoy poniéndome viejo,
sin que me duela el corrió
ni se me apague el acento.
Cuando se nace en el llano
se tiene que ser coplero:
por aquí es donde se prueban
las cosas del sentimiento
y si no es en octosílabos
el verso no sabe a verso.
Otros con otras palabras,
nadie les quita el derecho;
déjenme a mí con las mías
y con mi vida en su puesto.
Es ésta mi voz, amigos,
y es éste mi pensamiento,
y no anda solo quien anda
con el cantar de su pueblo.