Se celebró la quinta versión del Trueque de Libros en el Parque Nacional, de Bogotá
Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO
Los niños tuvieron una sección especial en una de las carpas, con obras que podían intercambiar sin ninguna negociación.
Personas de todas las edades llevaron obras ya leídas para cambiarlas por otras de su interés. También hubo libreros de profesión.
Al Parque Nacional, en Bogotá, la gente llegaba el domingo con libros bajo el brazo, metidos en mochilas pequeñas o grandes, arrastrando canastas o hasta carritos plásticos de juguete.
La finalidad era participar en el quinto Trueque de Libros que organizó la Fundación Gilberto Alzate Avendaño y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.
El intercambio empezó a las 10 a.m. con cuatro carpas divididas por temas (literatura infantil y juvenil, poesía, ensayo y narrativa), a las que las personas se acercaban para intercambiar.
Allí se cambiaba un libro por un libro, sin necesidad de hacer mayor negociación.
El canje se inició con 1.423 libros donados por editoriales como Mondadori, Planeta, Ediciones Paulinas, Alfaguara y Plaza y Janés. También se aliaron entidades como la Universidad Nacional y Colsubsidio.
Roberto Burgos, de Colsubsidio, quien atendía en una de las cuatro carpas, dijo que los libros que quedaron serían empastados y enviados a distintas entidades, como hospitales o pequeñas bibliotecas.
Aunque hubo filas constantes en las cuatro carpas, en las cuales se podía cambiar un máximo de tres libros, para evitar que los títulos fueran acaparados, la mayor cantidad de público se vio en sus alrededores.
Allí, unas 35 personas extendieron plásticos negros en el prado sobre los que pusieron desde unos cuantos libros, hasta casi un centenar.
Uno de ellos fue David Peralta, de 30 años y librero de profesión. "Esta es una oportunidad para encontrar libros difíciles de conseguir y que pueden interesarme, para vender luego", explica Peralta.
Añade que, para él, el estado del libro no es tan importante como su contenido.
Pero en esta zona, el trueque implicaba una negociación que no siempre fue fácil.
Por eso Gladys Alfonso, de unos 25 años y que se considera tan buena lectora como inexperta en negociar, decidió acompañarse de César Sánchez, un amigo que ya tiene amplia experiencia en las lides del trueque.
Tras una breve discusión con un librero, Sánchez logró cambiar Los pilares de la tierra, novela inglesa de Ken Follet, tan grande con un Pequeño Larousse, por tres libros.
"Conseguimos un clásico, Trópico de Capricornio, uno científico, Superfuerza, de Paul Davis, y uno rarísimo: Los exraterrestres en la historia", cuenta Sánchez.
Frente a las negociaciones Peralta opina: "No se trata de 'tumbar' a nadie. Si otro tiene un libro que le interesa a uno, hay que ver cuántos libros está uno dispuesto a entregar por él".
El intercambio duró hasta las 5 p.m. y entre el tumulto que a veces se formaba, los amigos se contaban dónde habían conseguido algún título. Al final, todos parecían parecían salir contentos con varios libros para su biblioteca, viejos, pero no leídos.
