Intervenciones, despojos y genocidio

Por Alberto Hernández Bastardo
Lo menos ocultable del imperio son sus arsenales atómicos, la gran diversidad de armas de destrucción masiva y la inconmensurable cantidad de armas convencionales de que dispone, con lo que amenaza de forma real a todo el mundo. Al continente americano lo amenaza con su nada inocente IV Flota, por más que medios de derecha de la región digan verla hacer visitas amistosas a los países que la conforman. En todo este conjunto mortífero, como en todo lo demás, los medios de derecha se encargan de ensalzar al imperio, presentándolo como el paladín de la justicia, la libertad y la democracia. El imperio dispone de recursos ilimitados, arrebatados a los pueblos con engaños, maña y fuerza que, luego, “legitima” con las leyes que dicta al mundo: tierras, recursos naturales, fábricas, minas, recursos energéticos, flotas, laboratorios abiertos y encubiertos; centros de investigación cuyos resultados muchas veces se ocultan al mundo, como hace, por ejemplo, la Monsanto. Como muestra de lo planteado respecto a los recursos que el imperio arrebata a los pueblos por la fuerza, sólo recuérdese que a México, entre 1846 y 1848, le fue cercenado un territorio de unos 2.3 millones de Km2, un poco más de la superficie que ahora posee (1.972.550 Km²). El carácter de conquista de la guerra a México fue reconocido hasta por personajes de los círculos gobernantes de EEUU. Ulysses Grant (1822-1885), quien fuera presidente de esta nación (1869–1877), escribió: “Esta guerra es una de las más injustas que alguna vez haya mantenido una nación fuerte contra una débil.” Las víctimas del imperio han sido incontables, son muchos millones. He acá una breve revista del genocidio que ha provocado: * La primera guerra mundial (1914-1918), corolario de las contradicciones entre países imperialistas, mató entre ocho y nueve millones de personas y dejó a unos seis millones de inválidos. * A su vez, la segunda guerra mundial (1939-1945), que buscaba resolver nuevas y viejas contradicciones entre las metrópolis imperiales, mató aproximadamente al 2 % de la población mundial de entonces, unos 60 millones de personas, de las cuales unos 25 millones fueron soviéticas. * Dentro del marco de esta guerra, sin que EEUU lo haya reconocido jamás y sin que la hipócrita Europa lo denunciara alguna vez, el mayor acto terrorista que registra la historia corresponde al bombardeo atómico del 6 de agoto de 1945, sobre Hiroshima (con un saldo de 140,000 personas muertas) y el del 9 del mismo mes, sobre Nagasaki (con un estimado de 80,000 muertos). Irónicamente, las bombas fueron bautizadas con los nombres de “Litle Boy” la primera, y “Fat Man”, la segunda. Con su lanzamiento, Truman inauguró la Guerra Fría como medio de intimidación a la URSS, no para vencer al Japón. *
Alberto Hernández Bastardo